Limpieza industrial en el almacén

La limpieza de los almacenes incluye la limpieza en seco y en húmedo y, en ocasiones, la eliminación de residuos peligrosos, aceite usado y desechos. Es importante revisar periódicamente la subcontratación de servicios.

Las empresas de limpieza industrial se encargan de la limpieza, a veces compleja, de las naves industriales, las instalaciones técnicas, las máquinas de producción, los almacenes, las áreas de tráfico, los espacios abiertos y el acristalamiento industrial. Otras tareas incluyen la eliminación de residuos peligrosos, aceite usado y otros residuos. Es importante evitar, en la medida de lo posible, paradas de producción y posibles daños, garantizar la seguridad y cumplir los requisitos técnicos especiales de las plantas. La limpieza industrial o de edificios puede estar sujeta a requisitos muy diferentes según el sector. Pensemos, por ejemplo, en la industria del automóvil o la alimentaria. 

Especialmente en el sector alimentario, existen numerosas normativas, como los Reglamentos (CE) nº 852/2004 (higiene de los alimentos) y (CE) nº 853/2004 (normas de higiene de los alimentos de origen animal) y el Reglamento Federal de Higiene de los Alimentos (LMHV). Por este motivo, hay que tener mucho cuidado durante la limpieza. Dependiendo del tipo de almacenamiento, del propio almacén, de los alimentos almacenados y de las temperaturas de almacenamiento, se deben tener en cuenta diferentes aspectos al acometer la limpieza. Por ejemplo, en un almacén de congelación (mín. -18°C, y a menudo entre -20 y -35°C), la limpieza no debe hacerse en húmedo, sino con una escoba. 

¿Qué herramientas se utilizan?

La limpieza industrial utiliza una gran variedad de vehículos de limpieza, equipos, herramientas, medios auxiliares y agentes de limpieza. Entre ellos se encuentran máquinas de fregado, barrido y aspirado, aspiradoras en seco y en húmedo, limpiadores de alta presión, escobas magnéticas, limpiadores de mantenimiento, limpiadores de cristales, limpiadores básicos y muchos más. 

Básicamente, se distingue entre limpieza en seco y en húmedo, esta última más eficaz y sostenible. Requiere más tiempo y, por lo tanto, suele llevarse a cabo con una máquina específica de limpieza en húmedo. En este caso, existen diseños técnicos muy diferentes que deben ofrecer suficiente movilidad y maniobrabilidad. La limpieza industrial produce agua sucia que es aspirada por la máquina y que posteriormente debe ser eliminada adecuadamente. Al mismo tiempo, el suelo se seca para evitar el riesgo de accidentes y posibles daños en las instalaciones. Para la limpieza se suele utilizar un líquido limpiador químico. Hay máquinas que son conducidas por un conductor a bordo mientras en otras el conductor va a pie. Las barredoras en seco consiguen buenos resultados en algunas zonas del almacén. Las escobas giratorias o los rodillos recogen las partículas de suciedad y polvo y las transportan a la máquina. Las barredoras en seco también deben ser móviles y maniobrables y también están disponibles en versiones con conductor a bordo o con conductor a pie. En los almacenes pequeños, las naves de almacenamiento y los talleres, la limpieza suele realizarse también con una escoba. A continuación, se utilizan virutas de barrido para aglutinar el polvo y mantener limpio el almacén. 

No hay reglas generales sobre el intervalo de limpieza, ya que depende de muchas condiciones generales, como las causas de la suciedad, el número de máquinas disponibles, etc. En muchos almacenes de distribución, resulta eficaz limpiar toda la zona de almacenamiento una vez a la semana con una barredora húmeda. Si, además del polvo, se acumula regularmente otro tipo de suciedad (residuos de embalaje, piezas pequeñas o similares), es necesario realizar una limpieza diaria, por ejemplo, con máquinas de barrido en seco. 

¿Qué hay que tener en cuenta al limpiar los rodamientos?

En casi todos los almacenes se produce una concentración elevada de polvo y suciedad. Además del polvo ambiental habitual, también existe la abrasión de los neumáticos de los camiones industriales, la suciedad que se transporta, los restos de cajas de cartón y otros materiales de embalaje, y mucho más. Si el almacén está situado en las proximidades de instalaciones de producción, se generan emisiones adicionales.  

Una gruesa capa de polvo puede acumularse en las estanterías, los productos, las piezas de recambio y los materiales a lo largo de semanas y meses, por lo que también es necesario limpiar las estanterías. El embalaje no solo debe proteger el producto de los daños, sino también de la contaminación. Asimismo, si los productos se almacenan en envases de venta para el comercio minorista, deben guardarse en cajas cerradas. Con ello, puede reducir significativamente la suciedad de estas mercancías y ahorrar en la limpieza. 

Ya durante la construcción, un almacén debe diseñarse de forma que se produzca la menor cantidad de polvo o suciedad posible. Esto se logra, por ejemplo, separando las instalaciones de producción, cerrando las aberturas del edificio, con suelos lisos y de baja abrasión y con neumáticos de baja abrasión en las carretillas industriales. 

En función de las condiciones generales y de los requisitos de las mercancías almacenadas, deben elaborarse y respetarse los planes de limpieza de un almacén. Es esencial eliminar el polvo y la suciedad periódicamente. Solo así se garantiza que las mercancías y las estanterías no se ensucien innecesariamente. El orden y la limpieza son un criterio importante para un trabajo sin errores y de alta calidad en el almacén o para el almacenaje. Esto rige tanto para los almacenes manuales como para los automáticos. En estos últimos es tanto más relevante cuanto que los sensores necesarios para el funcionamiento pueden ensuciarse y esto puede provocar fallos evitables. 

¿Debe subcontratarse la limpieza industrial?

La limpieza industrial también puede adquirirse como un servicio realizado por empresas especializadas. Si se subcontrata la limpieza de edificios o la limpieza industrial, existe la ventaja de que no se necesitan máquinas, empleados y otros recursos propios para la limpieza. Sin embargo, los servicios adquiridos deben controlarse periódicamente para que los costes no se disparen. En la industria química, por ejemplo, la limpieza industrial o de edificios depende en gran medida de equipos especiales. Los pocos proveedores de servicios disponibles tienen una fuerte posición en el mercado, lo que hace que sus costes sean elevados. Un proceso de compra estratégico y la cooperación entre empresas pueden ayudar a ahorrar mucho dinero. Sin embargo, si la calidad de la limpieza es la adecuada, la empresa puede concentrarse tranquilamente en su actividad principal mientras la limpieza industrial se desarrolla discretamente en un segundo plano. Por tanto, no hay una respuesta clara a la cuestión de la externalización y sus ventajas. Cada empresa tiene que encontrar un modelo adecuado en función de sus posibilidades y requisitos. Y de modo general, los propios empleados de la empresa también deben responsabilizarse del orden y la limpieza en el almacén. 

¿Cómo encontrar la empresa de limpieza industrial adecuada?

Si se van a contratar los servicios de limpieza, hay que elaborar un pliego de condiciones detallado y una lista de cantidades. Para el procedimiento de adjudicación se recomienda el siguiente procedimiento: 

- Estudio de mercado: ¿Qué empresas de limpieza ofrecen los servicios deseados en mi zona? 

- Investigación de la gama de servicios y selección de empresas para una licitación- Licitación de los servicios deseados mediante el envío del pliego de condiciones y la descripción del servicio 

- Comparación de las ofertas 

- Visitas de referencia a otros clientes del proveedor de servicios 

- Negociación final y selección del proveedor de servicios 

- Diseño de un contrato claro con todos los derechos y obligaciones 

- Información detallada sobre el terreno 

El orden y la limpieza en el almacén no solo influye directamente en la calidad del trabajo, sino también en la impresión que el cliente se lleva de la empresa correspondiente. Además de los perjuicios mencionados, hay que tener presente que la suciedad en el almacén puede afectar, por ejemplo, a la utilidad de la mercancía.

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